lunes, 31 de enero de 2011

¿Casualidad?

- ¿Juegas?
- ¿A qué?

- Al escondite.
- ¿En dónde?

- En esta habitación.
- Pero si sólo hay un cuadro y un colchón.

- Pues escondeté dentro de mi, prometo no encontrarte nunca.

domingo, 30 de enero de 2011

Edgar, maravillosa mente pertubada

Y entonces suena el reloj de ébano en el salón de terciopelo. Y por un momento todo se aquieta, todo se calla salvo la voz del reloj. Los sueños quedan congelados y estáticos. Pero el eco de las campanadas se apaga -no han durado sino un instante- y una risa leve, a medias reprimida, queda flotando tras él. Y surge de nuevo la música, y viven los sueños, y se revuelven de un lado a otro más alegres que nunca, teñidos por las ventanas multicolores por las que penetra el resplandor de los trípodes. Edgar Allan Poe, La Mascara de la Muerte Roja.

viernes, 28 de enero de 2011

Cualquiera puede soñar

Así terminaré mis días, imaginando historias, fingiendo sueños, inventando juegos en los que yo pueda ganar, sustituyendo caricias por simples palabras, simples pero fuertes y que me llegan al alma, seguiré ahuyentado miedos que, cada vez más, invaden mi mente e intentan sembrar el pánico, y así seguirán los días, monótonos, pero cada mañana diferente a ayer, seamos sinceros, no hay nada eterno, el movimiento perpetuo no existe, todas las cosas se acaban algún día, todo se va apagando conforme pasa el tiempo, pero aunque mi vida, como cualquier otra cosa insignificante, se esté acabando desde el mismo momento en el que empezó, no voy a dejar de hacer lo que siempre he hecho, voy a reír, llorar, fingir, jugar, imaginar y amar, amar como solo yo se hacerlo, poniendo en juego cada parte de mi sin ni siquiera tener la seguridad de que no saldrá mal, pero eso a mi no me importa, yo seguiré haciéndolo, seguiré viviendo.